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dimarts, 30 de juliol del 2013

Cita

Y fue en esos tiempos en que me habían metido en un convento de monjitas, que mejor las llamamos monjotas, pues menudas eran las hijas de la gran chingada. Nunca vi una de esas monjotas flaca. Y cuando a los del pueblo cercano se nos comían los piojos y los ojos nos desaparecían bajo las legañas, ellas andaban emparejadas, con esas ropas que despedían aroma de espliego y sus caras redondas y sus sotabarbas, y se te aparecían, casi se materializaban, en la puerta de casa, para pedir para los pobres, que de principio creímos que era una chanza. 

100 años de terquedad. Guadalupe Simuchí Gomes Montes, Rda. Mª. Chihuahua.

1 comentari:

  1. Me gusto pues, comadre, el comparativo con 100 años de soledad (lease con assentote mexicano)

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ràpid, que el món s'acaba!