"Un personaje si cabe menos bolchevique, el escritor checo Jaroslav Hasek -futuro autor de una obra maestra, Las aventuras del buen soldado Schwejk- se encontró por primera vez en su vida siendo militante de una causa y, lo que es aún más sorprendente, sobrio. Participó en la guerra civil como comisario del ejército rojo y regresó a continuación a Praga, para desempeñar de nuevo el papel de anarcobohemio y borracho con el que estaba más familiarizado, afirmando que la Rusia soviética posrevolucionaria no le agradaba tanto como la revolución." (pàg. 74)
Hobsbawm, Eric. Historia del siglo XX. Buenos Aires, 1999. Ed. Grijalbo Mondadori.
El fragor de la lucha tiene un componente emocional mucho más gratificante que la calma chicha de la reconstrucción...sin duda, no sé, a veces estar borracho no es tan malo:-)
ResponEliminaUn beso enoorme cielo
Com no brindar, i no una sinó repetides vegades, pel Hasek i el seu soldat Schwejk?
ResponEliminaTambé m'has fet pensar en aquella cantarella de "contra Franco se vivia mejor" que massa sovint escoltem en boca de vergonyosos claudicants.
Les post-revolucions sempre agraden menys que les revolucions, excepte als aixafaguitarres que sempre preferiran l'ordre i que se'l saben dur al seu terreny. Aquests són els que manen.
ResponEliminaés que les revolucions són distretes mentre duren, però ja se sap que la quotidianitat més prosaica ja no fa el pes a les ànimes idealistes.
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